Comisarios políticos, campos de trabajos forzados, la ocasional invasión de los tanques soviéticos, por si las moscas... Todas estas cosas nos vienen a la mente si pensamos en los países del Este antes de la caída del Muro de Berlín. Pero que nadie se llame a engaño: además de represión política, en las naciones sometidas a la URSS tras la II Guerra Mundialtambién había cines. Y en esos cines, pásmate,también se estrenaban los blockbusters de Hollywood. Libres de la maquinaria promocional de los estudios, los artistas deChecoslovaquia, Hungría, Polonia o la propiaUnión Soviética elaboraban sus pósters con un estilo siempre original que supone un refrescante descanso de los carteles llenos de retratos y colorido, a lo Drew Struzan.
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