Aunque creáis que no, Ikea es como estar en un campo de concentración del diseño industrial sueco.
Mirar la cara de este pobre esclavo, indeciso por comprar un tablón de madera más largo o más corto, verde o abedul.
Pero no todo es sufrimiento en Ikea al final de haberte perdido por sus pasillos con flechas que se contradicen y te mandan a lugares absurdos, puedes degustar sus delicatessen plastificadas de 0,50 o sus albóndigas de creo que eran 2 euros.
ES MÁS FACIL ESCRIBIR ENTRADAS SI TE DEDICAS A ODIAR TODO.
PD: a mi me gustan los hotdogs de Ikea.
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